Con las
restricciones impuestas por las autoridades sanitarias durante la Semana Santa,
me sumé a la invitación a pecar de una banda de Getafe, que aúna la ilusión de
las formaciones incipientes y la experiencia de músicos curtidos en mil batallas.
Era una buena ocasión para sustituir los viajes físicos por los espirituales.
Estoy hablando
de
El Pecado, un grupo que ya ha actuado tres veces en plena pandemia del
COVID-19, la última de ellas de la mano de
A Tope Producciones, el pasado 2 de
abril en una
Sala Rockville adaptada a las normativas sanitarias vigentes. Encarna el
espíritu de los grupos ochenteros de barrio -de hecho este proyecto nace tras
casi dos décadas de separación de los mismos músicos- y la vanguardia de sonidos
actuales modelados por
Carlos Escobedo (Sôber) y
Alberto Seara, los productores
de su ópera prima.
El proyecto
tiene su propia personalidad, especialmente con la interpretación a dos voces
por parte de José Carrasco y su hermano Sergio, que compagina la faceta de
vocalista con la guitarra eléctrica. En directo, el grupo conserva el empaque y
elegancia que atesora en su disco, a lo que contribuyen el resto de
integrantes: Javier Pulido (guitarra) Julián Rubio (bajo) y Juan Moreno
(batería). El sonido es compacto, sin artificios innecesarios ni malabarismos
propios de guitar heroes. Es decir, la canción es el centro en el que pivotan
todos sus componentes.
Y si en la
mayoría de los conciertos se quedan canciones en el tintero, esta vez pudimos
escuchar todas las piezas editadas en el primer y único trabajo de El Pecado. Como
propina cayó “Desconexión”, un tema nuevo compuesto para siguientes entregas
discográficas.
No faltaron
“Angelina”, ni “Cinco Locos”, la historia conjunta de los miembros del grupo
contada con metáforas grandilocuentes. Después José, ataviado con una falda oscura,
agarró una guitarra acústica para interpretar “Ecos al amanecer”. También
fueron incluidas en el repertorio las rimas, riffs y melodías de “Acorralado”,
que recuerda a alguno de los hits de Söber, o “El Narcotraficante”, en la que
El Pecado se esforzó en que echásemos poco de menos a los raperos de Pura
Konciencia, que participaron en la versión en estudio. Sus duras críticas a la
hipocresía y crueldad del poder religioso se vieron reflejadas en “La Visión”.
En conclusión, los asistentes disfrutamos de un concierto
interesante, aunque el clima no se elevó hasta la segunda mitad del
concierto, cuando los músicos se amoldaron al escenario y mostraron la
contundencia necesaria para dar el salto de calidad definitivo.
Texto: Javier del Valle.
Fotos: Felipe Juárez y José María Ortiz (extraídas del facebook oficial de El Pecado).