Lo que sí parece claro es que este disco va a revalorizar los shows de Mago de Oz, porque el texto principal marida muy bien con las espectaculares escenografías habituales de la banda y porque el tono festivo (y etílico) hará mover el esqueleto al público (a ver si las restricciones nos dejan expulsar los malos espíritus y disfrutar plenamente de los divertidos directos del combo madrileño).
Sea como sea, la marca está bien engrasada y supera los relevos de miembros históricos. Los últimos en divorciarse del grupo de Txus di Fellatio fueron Frank y Carlitos, sustituidos por dos grandes guitarristas (Manuel Seoane y Víctor de Andrés) que abrigan la esperanza de subirse al carro del mainstream y que, al fin, sea valorada su gran calidad por las grandes audiencias. En el caso de Víctor, su imagen viene como anillo al dedo al concepto transmitido por el combo.
Se trata de una obra con variados registros y donde destaca en el apartado vocal la labor de Patricia Tapia (no os perdáis “El aplauso herido”), sin desdeñar la acreditada calidad de Zeta. Los desarrollos instrumentales y la alegría transmitida por el violín de Moha
forman parte de las señas de identidad de Mago de Oz y también están presentes en la obra. “Al abordaje” y “Bandera negra” forman parte del repertorio más metalero de la banda, mientras que el tono festivo es cubierto por "Resacoxis en pandemia", "Cervezo, (El árbol de la birra)" o “Tu madre es una cabra”, tema en el que participan la banda catalana de fusión La Pegatina, lo que ha originado ciertas polémicas entre el público más ortodoxo y parte de la prensa especializada.
Destacaremos, además, “Guerra y paz”, con la colaboración de Carlos Escobedo (Sôber) o la emotiva balada “Quiero que apagues la luz”, un acto de defensa del derecho a morir dignamente. Para culminar la obra, recuperan la canción "Que el viento sople a tu favor", esta vez con la participación de otros grandes del folk metal en castellano, los gaditanos Saurom.
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