Graham es un PROFESIONAL con mayúsculas. Sabe sacar el mejor partido posible de sus capacidades. Cuando es necesario darlo todo, se deja la piel en el escenario. Pero al mismo tiempo, tiene la experiencia y la inteligencia para no pasarse de la raya y saber dosificarse. Además tiene la habilidad de rodearse de músicos de lo más competente, con los que se le ve muy compenetrado. No tiene reparo en tomarse alguna que otra pausa en la que cede el protagonismo a sus acompañantes, y de este modo sale airoso pese a los 75 años que le cayeron unos días después.
La primera parte del concierto fue una sucesión de canciones del legendario álbum “Down To Earth”, de Rainbow. Ante nuestro entusiasmo, desfilaron “Eyes Of The World”, “All Night Long”, “Love´s No Friend”, “Makin´ Love” y la apoteósica “Since You´ve Ben Gone”. En algunos momentos llegamos a creer que caería el disco entero, tal y como se anunciaba en los carteles, pero no fue así.
Tras un arranque de este calibre, el gran vocalista se tomó el primer respiro, dejando a sus compañeros tocar la parte instrumental del “Lazy” de Deep Purple. Todos demostraron que podían perfectamente llenar el escenario en su ausencia, sobre todo el guitarrista Conrado Pesinato y la bajista Beth-Ami Heavenstone, quien como todos sabemos, es la pareja del propio Bonnet. A lo largo de la actuación, el líder hizo un par de pausas más, aprovechando breves solos de batería y teclado.
El resto del concierto fue una selección de temas de su larga trayectoria profesional, sobre todo en solitario. Vimos interpretar “Imposter” (del reciente trabajo “Day Out In Nowhere”), S.O.S. (de la entrega “The Book”), Desert Song (de Michael Schenker), “Night Games” (del disco “Line Up”), un fragmento de “Jet To Jet” (de Alcatrazz), “Into The Night” (también de “The Book”) y “Assault Attaack” (como es bien sabido, también de Schenker).
A esas alturas ya sabíamos que no veríamos completo el “Dawn To Earth”. En las primeras filas nunca faltan los que consiguen ver o incluso fotografiar el set list. De todas formas tampoco hubo mucho motivo para protestar, ya que finalmente disfrutamos de seis de los ocho cortes del genial disco. El fin de fiesta fue “Lost In Hollywood”. En total fueron exactamente una hora y 19 minutos. ¿Se hizo un poco corto? Sin duda. Pero lo habíamos pasado tan bien que nadie se quejó. Y menos después de constatar las ganas y el esfuerzo de Graham para estar en todo momento a la altura requerida.
Texto y fotos: Nacho Jordán.
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