Tras la incidencia técnica que afectó a la calidad del audio de la entrevista a Mafalda (26 de octubre en Radio Enlace) , transcribimos la ultima parte de la conversación en la que Vera (vocalista) y Mario (bajista) nos explican el motivo de la disolución del combo y explican su funcionamiento como colectivo.
Vera: A priori sí; es definitivo. Digo a priori porque no vemos el futuro, pero es un final natural de un camino, el fin de un ciclo que se ha producido por muchas razones
Mario: Hemos recorrido el estado español muchas veces, hemos salido fuera. A nivel económico, el panorama no permite vivir de la música. Hay gente que puede pensar que hay malos rollos. ¡Qué va! ¡qué va!. Estamos mejor que nunca...
J. V.: ¿Puede ser que estéis mejor que nunca porque veis el horizonte y os habéis propuesto darlo todo?
M. : También. Creo que hemos llegado a un punto en el que hemos asumido lo que hemos sido y ya vemos un final. Entonces, disfrutamos de lo que hay.
V. : Te quedas con lo bueno. Cuando ves el final, puede resultar más dramático... pero te da una posibilidad de despedirte bien y ver las cosas positivas. Negativas también ha habido, por supuesto, pero ahora estamos disfrutando de este momento y de esta gira. Es de los mejores momentos de convivencia que hemos tenido. Hay buen rollo y remamos en la dirección que hemos elegido.
J. V. : Vuestra confluencia de estilos -ska, reggae, funk, hardcore, metal...- ¿surge de los gustos musicales de cada uno? ¿es difícil encajar todas las piezas? ¿cómo puede afectar a una trayectoria de 15 años?
M.: A todos nos gusta lo que transmiten estos géneros. Es difícil encontrar la fórmula para que todos los estilos coexistan en el mismo disco. El desarrollo musical de Mafalda ha sido muy guay. Nunca nos hemos negado a explorar. Podíamos empezar en un rollo pop como The Police o The Beatles y terminar con el metal de Rammstein o Slipknot a nuestra manera. Creo que eso es Mafalda.
J. V. : ¿Han surgido diferencias musicales que hayan erosionado la relación entre los miembros del grupo?
V. : Musicales, para nada. Somos gente muy inquieta. Cada una tiene sus propias influencias o gustos que han cambiado a lo largo de los años. Nos ha gustado curiosear y escuchar proyectos nuevos.
J. V. : Dijisteis que el proyecto seguiría hasta que tuvierais algo que decir. ¿Por qué os separáis? Creo que tenéis todavía mucho que decir.
M.: La vida es contradicción. Queda mucho por decir, pero hay otros lugares y otros medios. Con Mafalda ya hemos quemado ese micrófono y altavoz. La escritura también es un medio; algunos de nosotros seguiremos haciendo música. Yo estoy muy contento de lo que hemos hecho con Mafalda y hemos dicho todo lo que teníamos que decir.
V. : Quién sabe qué pasará...
Leo Cebrián. :Visto desde fuera, ¿ha pesado la responsabilidad que Mafalda puede haber tenido porque ha sido un grupo que surgió en un momento muy concreto y mucha chavalería ha sido fan del grupo por el concepto feminista?
V. : Yo sí que he sentido mucha responsabilidad, quizá por mi manera de ser y quizá por ser tía, también. Me he sentido muy responsable del peso que tenían mis palabras. A lo mejor me he otorgado demasiada importancia, pero sé que tener un altavoz para hablar de ciertas cosas me ha hecho sentirme muy responsable. He sentido mucha culpa cuando he cambiado de idea. Pienso que es algo normal que le pasa a la gente que hace cosas y se expone. La vida pasa. Hay ideas a las que nunca voy a renunciar, pero sí quizá a la manera en la que tengo que hablar de ellas. Hay una parte que me parece liberadora, al transformarla ahora que finaliza un ciclo. Molaría que la gente supiera que sus referentes son personas y que no todo lo que digamos va a misa, ni muchísimo menos.
M. : Nosotros hemos sido muy autoexigentes. Igual que somos inquietos musicalmente hablando, políticamente también. Hemos dado mil vueltas a la tortilla y hemos dado excesiva importancia a cuestiones que quizá tenían poca relevancia, pero ha habido asambleas eternas por donde poner una coma dentro de un discurso o decidir de qué hablar...
V. : También estábamos aprendiendo a hablar de política. Ahora, lo hacemos con una naturalidad y una calma que no tiene nada que ver con la de hace unos años.
J. V. : Ese proceso asambleario, también puede resultar agotador.
V. y M. : Es bastante agotador.
M.: Nuestra primera organización política era una asamblea autogestionada y ya estábamos los de Mafalda. Ya estábamos quemados de antes. La dinámica asamblearia se trasladó al grupo.
V. : Creíamos mucho en esa manera de funcionar y la hemos seguido manteniendo, a costa de procesos eternos.
M. : El concepto de consenso no es imponer tu opinión; es al revés, es saber dónde están los límites y cuando recoger cable. El consenso es ceder.
V. : Es que saber hablar en colectivo es una cosa muy complicada. Tienes que dejar muchas cosas tuyas fuera y eso no es nada fácil.
J. V. : Respecto al feminismo, estamos viviendo un momento intenso en la televisión y en los medios de comunicación. Y se ha producido un descrédito político en ciertas formaciones como Sumar. ¿Alguna reflexión sobre el momento que estamos viviendo? (le entrevista se celebra en un momento en el que los medios masivos están saturados con el caso Errejón)
V. : El ruido mediático es algo complicado. Hay asuntos cuyos debates requieren mucha pausa y las reflexiones por redes sociales me parecen peligrosas. No creo que tengamos que caer en esas dinámicas de redes sociales. Si algo hemos aprendido estos años es que esas cuestiones tienen mucha complejidad. Si las mezclas con la política institucional, el cóctel es verdaderamente explosivo. Los movimientos sociales tienen que saber que los lugares de reflexión y de acción no estén contagiados de estas lógicas.
M. : Yo creo que el descrédito político ya lo tienen ganado de base en el momento en que participan en el circo electoral y están representando al pueblo. ¿Qué clase de síndrome mesiánico tienes que te crees que eres capaz de representar a la ciudadanía?
V. : Hay opiniones distintas dentro de Mafalda.
M. : Exacto. Mafalda no es un ente homogéneo. Esa es nuestra riqueza. Nosotros mismos como individuos también cedemos y yo hoy te estoy diciendo esto y mañana digo: a lo mejor me he pasado un poco. Está claro que podemos cambiar de idea; lo que está claro es que el ruido mediático es ruido.
J. V. : ¿Hasta qué punto hay que entrar en el sistema para progresar en el mundo de la música? Me estoy acordando de vuestro disco "Música basura".
V. : Nuestras ideas iban por ahí. Tampoco habíamos experimentado lo que era querer vivir de la música. Teníamos unas ideas muy claras y las críticas fuertes que hicimos a día de hoy me las como con patatas. Es muy complicado vivir de la música y es muy lícito y digno.
M. : Nos hemos definido como cooperativa y tenemos que contratar trabajadores con unos derechos laborales dignos. Claro que nos hemos vendido, pero si no la otra opción es la precariedad absoluta y hacer las cosas por puro gusto. Eso es un privilegio. Si hay gente que hace las cosas por gusto es porque se lo puede permitir.
L. C. : Una cosa curiosa de Mafalda es que incluso en las letras llega un momento en que estáis cargados de furia, muy cabreados.
M. : También por es contexto: desde el 15 M., la primavera valenciana, las marchas por la dignidad, "Rodea el Congreso", Gamonal, todas las cargas policiales que hubo en Valencia, la huelga general.
V. : Estuvimos viviendo un momento muy convulso en cuanto a movimientos sociales. No digo que ahora no sea terrible pero había un gran caldo de cultivo.
M. : Cuando ves que a tus colegas les están deteniendo, que les pegan, que hay desahucios, incluso mi familia sufrió un desalojo en aquella época. Claro que estábamos cabreados.
Aquí dejamos el audio completo, que incluye la primera parte de la entrevista, en la que nuestros invitados hablaron de "Les Infelices", su último larga duración, publicado en 2021.
Una entrevista de Javier del Valle y Leo Cebrián.